Al cumplir 100 años la Liga Universitaria de Deportes, nuestro Pas Presidente, el Dr. Alfredo Etchandy, hizo uso de la palabra en la ceremonia que recordó el primer centenario de dicha Institución.
La Liga Universitaria pregona los mismos principios que el Panathlon en cuanto al fomento del Juego Limpio y los valores del deporte, por lo cual ha sido incluida como uno de los espacios a premiar en Fair Play por parte de nuestra Institución. Entendemos adecuado publicar aquí por tanto, fragmentos de la exposición del Dr. Etchandy.
«Un siglo atrás se edificaba el Uruguay moderno con una serie de transformaciones sociales, políticas y culturales de enorme trascendencia. El deporte no estaba ajeno a ese proceso y fue consolidando muchos aspectos que generaron un gran beneficio para los habitantes del país…
Luego de la finalización de las Guerras Civiles, la paz duradera permitió que el desarrollo del fútbol influyera directamente en la identidad de los uruguayos y la camiseta celeste, nacida en 1910, se transformara en el símbolo que ayudó a la unión de los habitantes de la República. Asimismo, hay que agregar la instalación de la Asociación Cristiana de Jóvenes, los Juegos Atléticos y la creación de la Comisión Nacional de Educación Física por la Ley No. 3.782.
En la segunda década, además de la fundación de la Liga Universitaria, surgieron muchas instituciones que siguen actuando con suceso como Defensor, Liverpool, Rampla, Sud América, Fénix, Progreso, Racing y Basáñez entre otras. Algo similar ocurrió en diversos departamentos del país con la aparición de Porongos de Flores, Nacional de Nueva Helvecia, Central de San José, Plaza de Colonia y muchos más.
Los universitarios no estaban ajenos al deporte, por lo que la fundación de la Liga obedece a una realidad. Fue obra de un grupo “La Cumparsa” en la Asociación de Estudiantes de Medicina, ubicada en Ituzaingó y Buenos Aires. Fue el 3 de mayo de 1914, siendo Arístides Lupinacci el primer presidente. Ese conjunto inspiró a Matos Rodríguez para componer La Cumparsita, el himno de los tangos…
Los universitarios iniciaron muy temprano la competencia internacional con equipos de Brasil, Argentina, Chile y Paraguay. La Liga participó de Sudamericanos, Mundiales y Universiadas en distintas partes del mundo, En México 79 y Japón 85 fue Vicecampeón. Las grandes giras de Nacional también llevaron el fútbol de los estudiosos por todo el mundo.
En 1974 se produjo la afiliación a la FISU y en 1976 organizó el Mundial que se disputó en Montevideo, Maldonado, Rivera y Paysandú.
Durante buena parte de su existencia, la Liga fue nómade, cambiando permanentemente de asiento y siempre en casa ajena gracias a la generosidad de otras entidades. Después de peregrinar por distintos sitios consiguió la ubicación definitiva en el edificio construido en el sector de la
Tribuna Colombes.
Al principio el fútbol fue la disciplina exclusiva, pero luego se fueron incorporando otras actividades que obligaron al cambio de nombre de la institución que se convirtió en Liga Universitaria de Deportes. En la actualidad, reúne ocho mil quinientos deportistas que practican once especialidades.
A pesar de las transformaciones operadas durante tanto tiempo existe algo que nunca varió y que prácticamente no se puede definir. Se trata de una cuestión inmaterial, una especie de cosa intangible que permanece a pesar de las personas, las instituciones, los dirigentes, los deportistas, la tecnología y los cambios del mundo. Se palpita a través de gestos, acciones, actitudes, amateurismo y juego limpio. Todo esto se resume en la expresión “El Espíritu de la Liga” y en el trofeo que lleva ese nombre, reconociendo, destacando y fomentando conductas éticas.
Los problemas que acompañan al profesionalismo como la comercialización del triunfo, la necesidad de victoria a cualquier precio, el uso de estimulantes, la violencia, el negocio y otros flagelos nunca irrumpieron en la institución.
Felizmente “El Espíritu de la Liga” se mantiene intocable y constituye el gran tesoro de la entidad. Se transmite de generación en generación y pertenece a todos. Una identificación con los valores y principios irrenunciables que acompañan la actividad. En definitiva, el ADN que convierte a la Liga Universitaria de Deportes en el rincón romántico del deporte uruguayo.»
Dr. Alfredo Etchandy