El Convivio de octubre será recordado como una noche de reencuentro con figuras del fútbol y el impresionante mundo de anécdotas que una de ellas nos brindara.
Señor Wilson Fernández en su función de Relaciones Públicas expresó: “estamos muy orgullosos esta noche de recibir, después de su estadía en el extranjero y de una pequeña cirugía en que salió muy bien, a nuestro querido amigo, gran panathleta Gregorio Pérez, para quien pido un aplauso”. (Aplausos).
Luego de ello y como para ir entrando en calor, el panathleta Armando Fernández relató en forma breve una serie de anécdotas.
Señor Armando Fernández: Voy a hacer uso de los 10 minutos que me dio el señor Presidente y acorde a los que es el día de hoy, para ir formando cierto ambiente, voy a hablar un poquito sobre fútbol. Algunas ocurrencias del increíble Contador Damiani inevitables, en 1966 decía el Contador, vendíamos 65.000 entradas, ahora nos autorizan 55.000, o sacaron asientos o se le agrandaron los glúteos a la gente… Otra situación humana que es posible, el tipo está prendido el televisor mirando un partido, la señora se acerca y le dice furiosa «ya no te importa nada más que el fútbol, no te acordaste en todo el día que hoy compartimos 20 años de casados», sin apartar los ojos de la pantalla el hombre le contesta, «como no querida, ese día Peñarol le ganó a Nacional 3 a 0″… Luego entramos en algo referente al último Mundial cosas que aparecieron en internet por cientos, en las redes, en la televisión, curiosidades, hechos insólitos de este mundial, una síntesis por supuesto muy breve, el futbolista iraní Pejmar Montazeri se pierde la oportunidad de ingresar en el partido ante Marruecos debido a que tiene que ir al baño. El árbitro uruguayo Andrés Cunha estrena el uso del Var, concediendo un penal que no había visto a Francia contra Australia. El arquero de Islandia Hannes Halldórsoon le ataja un penal a Messi y el mundo se entera de su profesión, director de cine. El arquero egipcio El Hadary, debuta ante Arabia Saudita y se convierte en el jugador más veterano en disputar una Copa del Mundo con 45 años y 61 días, además ataja un penal. Los hinchas japoneses limpian sus lugares en los estadios de Rusia tras los partidos, pronto los imitan aficionados de otras nacionalidades. El futbolista inglés Fabián Delph, viaja de apuro a su país para estar presente en el nacimiento de su hijo. En sus primeros cuatro partidos del Mundial Neymar permanece 14 minutos en total en el suelo según el diario francés RT Sport. En un campo de Rusia instalaron un monumento a la pierna del Arquero Ígor Akinféev con la cual atajó el penal decisivo ante España, le hicieron un monumento a la pierna… Los intentos de Nahitan Nandez y de Lucas Torreira de trancar la pelota con la cabeza se vuelven virales, lo mismo que la celosa marca de Torreira a Cristiano Ronaldo… Galeano dice que, esto es muy interesante, «que el fútbol es fiesta de los ojos que lo miran y alegría del cuerpo que lo juega, fiesta de los ojos que lo miran y alegría del cuerpo que lo juega»… un periodista le preguntó a la teóloga alemana Dorothee Sölle cómo le explicaría a un niño lo que es la felicidad? No se lo explicaría, le daría una pelota para que jugara y así ese niño haría uso de uno de los 10 derechos del niño en el deporte difundido por el Panathlon Internacional… jugar con sus iguales, con similares capacidades de éxito, disfrutando y divirtiéndose, derecho a no ser un campeón, y acá intercalo una carta que envió una maestra cuando Messi erró el penal que fue difundida las redes de Argentina y en todo el mundo…” no le hagas creer a mis alumnos que este país sólo importa ser primero, no quiero que transmitan el mensaje de que un segundo puesto no vale, Sería bueno que dejáramos de ser exitistas, pasionales, fanáticos, no se deja de ser exitoso por errar un penal, por no salir campeón estamos destinados al fracaso, los argentinos opinamos muy livianamente, si no sos el primero no servís para nada”… Maestra Yohana Fucks, Paraná, República Argentina… en el mundial del 2014, en la final Alemania le ganó a Argentina 1 a 0, y como consecuencia o como final de todo esto el mensaje, enseñar a perder con clase y vencer con hidalguía, principio panathlético y otro principio que a veces cuesta asimilarlo, no hay ganadores y perdedores, no hay triunfos o derrotas, sólo hay consecuencias, el victorioso tiene muchos amigos en el fútbol y en la vida, el vencido tiene buenos amigos, muchas gracias. (Aplausos)
Señor Presidente Alejo Fernández Chávez: Invitamos al orador de la noche, nuestro querido amigo que no necesita presentación, Jorge Da Silveira, para que comience con la exposición que, al igual que su libro, se llamará “Toto, memorias y confesiones”.
Señor Jorge Da Silveira: Queridos amigos panathletas, es para mí un gran honor, estar esta noche de nuevo con ustedes, y para hablar de este libro, antes que nada un beso grande para Gimenita, que nos honra con su presencia, que es una gran amiga, si sigue todo lo vinculado con el fútbol, ya que le prometí que el domingo le voy a mandar un saludo por la televisión.
Yo había hecho un libro, o medio libro junto con un psicólogo, el Dr. Jorge Delgado De Biase, yo hablaba de los equipos rioplatenses que fueron campeones del mundo, y era un libro evidentemente sobre fútbol, con testimonios de los protagonistas, además había tenido la suerte de ver a la mayoría de sus equipos y el doctor Delgado toca una serie de temas relacionados con la psicología y con el deporte, que lo hacía muy interesante, pero siempre me decían que yo debía un libro sobre 57 años de vida pública, de vida en el periodismo, y yo sabía que lo debía, y sabía que yo no lo iba a hacer, por qué? porque para hacer aquel medio libro, yo borré un verano, no existió ese verano más que para hacer el libro y aparte es muy difícil resumir 57 años de vida en un libro que no puede ser un mamotreto insoportable, tiene que ser alguna cosa de lectura fluida, amena. Entonces siempre pensé que ese libro lo tenía que hacer otra persona, que escribiera bien, que aparte de eso conociera buena parte de mi trayectoria, y que además de eso, hubiera sido compañero mío y me conociera como compañero y como ser humano, y hace 4 años había decidido que si concretaba ese proyecto, el que le iba a hacer era Marcelo Inverso. Cuando vino la editorial a proponerme el libro me dijeron; mire tenemos una persona que lo puede escribir…. digo no, discúlpeme el libro lo tiene que hacer Marcelo Inverso. Ocho meses, nos reuníamos dos, tres veces por semana, largas charlas, muchas grabaciones, muchas anotaciones en su notebook y creo que ha hecho un estupendo trabajo, porque además ha sabido seleccionar lo que él creyó que era un poco ofrecerle al lector cosas que le interesaran, también decirle como era uno, la vida está llena de altibajos, yo me considero un hombre feliz, tengo 75 años, me siento como si tuviera 50, mantengo el fuego intacto, no me da pereza trabajar los 7 días de la semana, al contrario me hace bien, y he podido vivir haciendo lo que me gusta.
Yo tengo dos profesiones como ustedes saben, y se da un poco el contrasentido de que ejercí la profesión que en principio era un medio para conseguir la otra profesión, Marcelo ha hecho un trabajo estupendo porque empieza a hablar de lo que fue mi vida ya desde niño, yo tuve dos padres maravillosos, soy hijo de dos docentes, mi papá Profesor de Historia y mi mama mamá Maestra, dos padres maravillosos, en mi casa siempre sobró educación, cariño, ejemplo y siempre faltó plata, pero nunca nos hicimos problema, tuvimos una infancia muy feliz. Yo vivía en un barrio de clase media baja, en la calle El Viejo Pancho entre Vázquez y Vega y Obligado, y en 3 manzanas habían unos 45 muchachos que nos llevábamos 3 años de diferencia y fuimos muy felices, con muy poquito, la vieja pelota de trapo, cuando estábamos ricos hacíamos un escote y comprábamos una pelota de goma… el azote era Machado, un policía de investigaciones que venía vestido de particular en bicicleta, y que el objetivo de él era sacarnos la pelota, y nosotros preferíamos ir presos pero que no nos sacara la pelota, cuando venía Machado «ojo, ahí viene Machado» y ahí tirábamos la pelota para un techito que había, una especie de alero en el apartamento donde yo vivía, que era un gran patio central y los apartamentos alrededor. En el apartamento 1 vivía nada menos que Ramón Collazo, un verdadero fenómeno y nosotros veíamos a los Atenienses que venían ahí. Me acuerdo que un día salió Juan Antonio Collazo, el hermano de Ramón, con un auto que nos deslumbró a todos, lo había comprado con lo que le había dado de derechos de autor del tango “Niño Bien”… son de esos recuerdos imborrables y Marcelo define lo que ha sido la vida de uno, con episodios que me marcaron… a los 11 años yo era un buen estudiante y mi gran anhelo era ser abanderado del Elbio Fernández que tenía un contenido casi religioso aquello, y tenía en realidad los méritos y bueno eran dos grupos, en el otro grupo, había un estudiante, muy buena gente con el que tengo una excelente relación, pertenecía a una familia en que todos habían sido abanderados en el Colegio, y bueno, se corrió la noticia de que se iba a hacer un sorteo… yo dije sorteo no, es demasiado importante como para hacer un sorteo, esperaron a que yo estuviera enfermo, se hizo el sorteo, con el tiempo me dijeron que las dos cédulas tenían el mismo nombre, y obviamente no me tocó… conclusión en el mes de junio le dije a mi padre, a este colegio no voy más. Tenía 11 años, mandé una carta renunciando, el Director quiso ridiculizarme o difamarme diciendo que la carta la había hecho mi padre, hizo una reunión con los padres de los alumnos de los dos grupos, y el escribano Pascual Quagliata, padre de mi amigo Juan José Quagliata, fallecido hace poco tiempo, asumió la defensa mía y una maestra cuando él dijo que la carta la había hecho mi padre dijo: usted dice eso porque usted nunca leyó nada de él, y así empezamos, ahí ya mostramos las uñas, era una forma ya de definir el carácter, de demostrar la rebeldía ante la injusticia, que uno ya en aquel momento sentía.
A los 13 años me entero que mi madre tiene cáncer y que se va a morir, y eso fue el acontecimiento que cambió mi vida obviamente porque tuve que madurar de golpe. A los 15 años se murió mi madre, golpe terrible hasta el día de hoy fíjense que tengo 75, hace 60 años, yo me acuerdo de mi madre y se me caen las lágrimas, una mujer increíble, fantástica, que antes de morirse me pidió que yo terminara una carrera, y entonces a los 17 años le digo a mi padre que quiero empezar a trabajar, que no quiero depender más económicamente de él, y el viejo pensó: éste va a meterse en un empleo muchas horas, va a demorar la carrera, va a dejar de estudiar, entonces él mismo me dice: si te encanta el deporte, porque a mí me encantaban todos los deportes, acá con el General (Rosales) hemos tenido el privilegio de compartir Juegos Olímpicos… la gente me asocia al fútbol pero a mí me encanta el deporte general, y cuando veo los Juegos Olímpicos disfruto como loco, y veo una cantidad de deporte que me apasiona, no solamente el fútbol… entonces me dijo: te encanta el deporte, te expresas correctamente, porque no te buscas un empleo en una radio deportiva, que no te lleve mucho tiempo, vos no precisás mucha plata, sos un tipo de vida muy austera, y yo era compañero de Oscar Imperio, el hijo de don Carmelo Imperio, gran hombre de este país, famoso en el carnaval por los Marinos Cantores, además de un gran publicista que tenía la agencia Imperio Propaganda… entonces me consigue una entrevista con el Gerente de Radio Sport, un gran tipo con el que increíblemente nunca trabajé, Don Roberto López Baroffio,. Nos queríamos muchísimo, nos estimábamos enormemente y nunca llegamos a trabajar juntos por más que existió la posibilidad, me fui convencido un sábado de mañana del mes de mayo, un día de lluvia, allá en frente a la Intendencia en Olimar y 18 quedaba la radio, y el despacho de él daba a la Intendencia, me fui convencido que me daba trabajo, me preguntó si era estudiante, yo justo tenía el carné de estudiante, se lo mostré y quedó impresionado y a los 4 días me llama Carmelo y me dice: Toto hay una vacante de comentarista de fútbol de reserva en Radio Sarandí, te animas? Allá fui a probarme, Guillermo Lescout, un gran locutor que tenía Radio Sarandí en aquel tiempo, me hizo 3 pruebas y el 3 de junio de 1961, el día de San Cono empecé a trabajar en la radio como comentarista de reserva, jugaban Nacional y Rampla por el Campeonato Competencia y al día siguiente 4 de junio, Peñarol jugaba la primera final de su segunda Copa Libertadores América frente a Palmeiras, gol de Spencer en el arco de la Ámsterdam y después, una semana más tarde, con un empate a uno con un gol de Pepe Sasía, en Pacaembú, Peñarol salió por segunda vez campeón de la Copa Libertadores de América y el destino quiso, yo siempre recuerdo una frase que decía Víctor Hugo Morales, cuando hablaba que nos habían llegado las cosas muy jóvenes, que él decía que era como Aquiles, que había elegido una vida corta y gloriosa, y siempre pensamos que eso podía significar que no íbamos a vivir mucho tiempo, que todo llegaba muy temprano porque no íbamos a vivir mucho tiempo. Recuerdo que cuando tenía solamente 18 años y 20 días me tocó por esas cosas del destino, comentar el primer título Mundial de Clubes que ganó Peñarol para el fútbol uruguayo frente al Benfica, no pudo ir Don Carlos Solé que era el relator y la figura de la radio, era considerado el relator de América en ese tiempo, y tuve que comentar yo ese partido.
Cuando a los 21 años don Carlos Solé me dice que tengo ser su comentarista de Primera División, ya tenía la cabeza de un tipo de treinta y pico, no era ningún prodigio, simplemente un producto la circunstancias, yo siempre digo que el principio que rige la vida es el de la causalidad… Marcelo describe todo eso estupendamente, hice la carrera para cumplir con mis padres, en cuarto año de Facultad, fui un día a la práctica forense, vi que los juicios ordinarios demoraban 5 años, que eran todos por escrito, que muchas veces el Juez dictaba sentencia sin haberle visto la cara a las partes, y yo que soñaba con ser Charles Laughton en Testigo de Cargo, en esos juicios orales en los que el abogado tenía que demostrar no sólo sus conocimientos jurídicos, sino además su capacidad de convencimiento para con el juez y con los jurados y digo, si esto es la carrera, yo estoy perdiendo lo mejor de mi vida estudiando esto y voy a pasar el resto de mi vida ejerciendo de esto… voy a ser un frustrado y ya a esa altura me iba muy bien en la radio, ya había ido a mi primer Mundial en Inglaterra en el año 66. He tenido el privilegio de estar en 14 Copas del Mundo, soy el segundo periodista del mundo en cantidad de copas cubiertas, el primero es un fenómeno de periodista y de ser humano Enrique Macaya Márquez, un gran amigo argentino, que tiene 16 porque él empezó en Suecia 58 y yo empecé en Inglaterra 66 y bueno la verdad es que sí terminé la carrera fue para cumplir con mis padres.
Y me perdí la más grande oportunidad de mi vida, en el año 69, en febrero yo me recibí en diciembre del 69, me faltaban 3 exámenes, uno lo daba 10 días después, vino Osvaldo Zubeldía, el técnico de Estudiantes de la Plata, para mí Pedro de Mendoza, primer adelantado, lo que aprendí con ese hombre y lo que sabía, fue algo increíble Aparte ese era doctorado en la universidad de la calle, tenía un conocimiento del ser humano y un manejo del plantel realmente extraordinario, habíamos hecho una linda amistad, yo iba y hablaba 6 horas con él, en City Bell, tuve ese privilegio, que todos los grandes técnicos me dieran mucha pelota y yo me defino como un gran ladrón de conocimientos. Yo le robé todo lo que pude a todos los fenómenos, yo me pasaba horas con Alberto Langlade hablando, y acá hay profes que saben perfectamente lo que significó Langlade en el mundo, no solamente en nuestro país, en materia de Educación Física, los libros de Langlade fueron traducidos a todos los idiomas de Europa y los libros de él están en todas las grandes escuelas de deportes y universidades europeas.
Bueno me llama un día Zubeldía en febrero, me dice: «Jorge necesito cenar con usted», ellos eran muy cabalistas, cómo habían salido campeones en el Hermitage, «cenamos en el Hermitage esta noche, tengo un amigo que lo quiere conocer». Voy a la cena y me presenta al señor Fernández Cortés que había comprado Radio Rivadavia y había decidido hacer de Rivadavia la radio deportiva Argentina, había contratado a José María Muñoz como relator y Osvaldo le había dicho antes de contratar al comentarista quiero que conozcas un amigo mío en el Uruguay, hablamos 4 horas y media, una charla divina, gran tipo, me dijo: «Jorge se viene conmigo», le digo mire Bebe, yo tengo muy claro que este tren pasa una sola vez por la puerta de mi casa, y que ésta es la gran oportunidad de mi vida, pero si yo voy, yo le fallo a los dos seres lo que más le debo en el mundo, porque me cuesta un disparate sentarme a estudiar, porque no me atrae ya la carrera, en el 66 fui dos veces a Europa, estuve tres meses en Europa, venía y veía los libros de Ferraris sobre derecho laboral y se me revolvía el estómago, pero bueno había que cumplir con los viejos y la verdad es que por eso no fui a la Argentina. Tuve otras oportunidades también una de España, elegí que mis hijos crecieran en el Uruguay, de repente me equivoqué, no sé, pero lo hice con la más sana intención, y lo que les quiero decir es que todo esto que llegó tan rápido, yo hubiera deseado que no pasara, yo hubiera querido tener muchos más años a mi madre y no tener esta notoriedad tan prematura que me tocó vivir desde que tenía 17 años allá por el año 61.
El libro abarca varias cosas, pero yo preferiría que muy brevemente dijera Marcelo Inverso los temas que él eligió y porqué. O sea, muestran un poco lo que ha sido la vida de uno, la personalidad de uno, el proceder de uno, los principios que a uno le inculcaron desde chico. Acá Oscar (Schiaffarino) conoció mucho a mi padre y sabe bien cómo era mi viejo, y bueno uno trato de llevar adelante los principios que el viejo siempre le transmitió, y por eso uno ha vivido en los últimos tiempos instancias muy difíciles, este es un fútbol que tiene dueño o dueños. El destino ha querido que yo no trabajará con los dueños, porque el dueño principal me vino a buscar una noche a mi casa, un domingo de noche, 1° octubre de 1992, cuando en el fútbol uruguayo había habido una huelga por un ajuste de cuentas entre dos proxenetas, el Presidente de Basáñez y el Presidente de Villa Teresa, se habían desafiado para pelear en la cancha de Basáñez, sabían los de Villa Teresa que si venían muchos más de Basáñez no se podía hacer a trompadas… habían llevado un arsenal en un fusca amarillo… vinieron los coraceros y un ex futbolista tuvo la gracia de resbalarse, le pasa por arriba un caballo y lo mata, se aplican las disposiciones vigentes y sancionan a Basáñez. Casal que tenía a uno de sus guardaespaldas que era el Presidente de Basáñez, quiere hacer una demostración de poder y llevar al fútbol uruguayo a la huelga. Como consecuencia de eso Nacional no pudo jugar una Semifinal de una Copa Conmebol, después que haber clasificado, tenía que jugar con Racing. Y como uno defendía al deporte, a las normas vigentes, recibí una visita no muy agradable a las 10 menos cuarto de la noche de un domingo del señor Casal con dos roperos de 1,90 por 1,20 y cuando lo vi a través de la puerta cancel tuve claro que guapeaba o no hablaba nunca más. Y bueno, hubo que guapear fue duro, 35 minutos contra los 3, después mandó los dos pesados al auto, seguimos él y yo, terminó muy dura la charla. Le dije: «yo creí que usted era vivo y bien informado y veo que ninguna de las dos cosas, si usted creyó que la forma se hacerme cambiar la manera de pensar era venir a mi casa con un par de pesados, se equivocó de ventanilla, si no le gustó el menú, a partir de mañana dos platos».
Empecé El Observador, Radio Sarandí, Telenoche 4, duro y parejo para demostrar un poco quién era uno y que no lo iban a llevar por delante. Cuando compró los derechos de transmisión de la televisión, fui la primera persona a la que quiso contratar, le agradecí, dije que no, me costó 2 años de no aparecer ni en un velorio en una pantalla de televisión en el Uruguay, y obviamente que me privé de tener hoy un pasar cómodo, porque si hubiera trabajado con Casal tendría más de un millón de dólares en el banco, porque uno los precisa, va para mi casa, no era para ahorrar. Yo tengo un hijo con capacidades diferentes, que es mi orgullo, son los ojos de mi cara, es la razón de ser de mi lucha, no tengo la vida resuelta, sí estaría resuelta si hubiera trabajado para Casal. El tratamiento de nuestro hijo nos costó a mi señora y a mí 2.000 dólares por mes durante 13 años, y bueno hubo que hacer grandes sacrificios, la familia se unió para darle a este hijo un pasar mucho mejor que el que prometían los médicos. Lo conseguimos, hoy lleva una vida muy independiente, conduce muy bien, trabaja conmigo en el móvil de la radio, siendo yo Sportiniano, me salió de Aguada, porque yo de deporte no hablo en mi casa, pero bueno son cosas que pasan y Juampi Bonino que fue Presidente de Aguada 12 años me dice un día que yo estaba almorzando con el Embajador Inglés y con mi primo Pablo Da Silveira, nos había dicho el Embajador Inglés que quería comer con los dos, viene y me dice: «no sabés lo que gozo cada vez que oigo por la radio que Jorgito es de Aguada, va a ver a Aguada y lo va a ver a todos lados». Lo peor de todo es que para ver contento a mi hijo, ahora yo también quiero que gane Aguada que eso sí era grave e impensable en mis tiempos de jugador de Sporting.
Pero bueno el libro toca muchas cosas y habla también de la parte de fútbol, yo le voy a pedir que él en apretada síntesis lo diga, simplemente lo que les quiero expresar es que estoy muy contento del libro que escribió Marcelo Inverso. Creo que supo elegir temas atractivos para la gente, que definen muchas cosas, entre otras también la parte deportiva, los mejores jugadores uruguayos, la sección de mejores jugadores uruguayos que yo vi, la selección de mejores extranjeros que jugaron en fútbol uruguayo, los mejores jugadores del mundo que yo vi de todos los tiempos. Para mí el mejor fue Pelé, que cumplió hace un par de días años. Hablo de él, de Maradona, de Messi, tocamos una cantidad de temas de carácter deportivo, y muchos temas de interés nacional, y de grandes líos, para la gente que cree que todo es de color de rosa todo, que sepa que no, que lamentablemente el fútbol nuestro cada vez está peor en un montón de aspectos, sobre todo lo que se relaciona con valores y con respeto. Y que cuando uno quiere mantenerse como nació, como vivió, y cómo creció, cuesta mucho en todo aspecto, no sólo en lo económico que es carísimo, enfrentar al poder es carísimo. Cada vez se reducen más los medios donde uno puede trabajar, cada vez se paga menos y las guerras son despiadadas, la última yo perdí dos trabajos y no tengo ningún problema en decir que hoy me cuesta cubrir el presupuesto mensual, ustedes pensarán que de repente a esta altura del campeonato, uno ya estaba por encima del bien y el mal. No es así, no es así, pero tenemos la tranquilidad que ponemos la cabeza en la almohada y dormimos y que ningún hijo de uno se va a avergonzar de decir quién es el padre. Yo les agradezco mucho, hice un introito lo más breve posible y le voy a pedir que en 5 minutos Marcelo Inverso les diga los temas que toca el libro, que yo quedé muy conforme con el libro que el hizo, porque lo hizo muchísimo mejor que lo que lo hubiera hecho yo. Muchas gracias. (Aplausos).
Señor Presidente: Marcelo te invitamos a pasar al micrófono y hacer uso de la palabra.
Señor Marcelo Inverso: En primer lugar agradecerle a todos ustedes por darme esta oportunidad de conocerlos y de estar con el querido Toto en otra actividad, porque a mi si hay algo que me ha dado este libro, es conocer la gente de calidad con la que se rodea el Toto, para mi es una gran oportunidad de estar con ustedes y de conocerlos y también voy a hacer una mención especial al señor Gregorio Pérez que, cuando yo era un joven periodista lo traté y que cuando pasan los años, uno valora la calidad humana de esas personas. Porque si hay una condición que Gregorio Pérez tiene es la calidad humana, y yo sé el don de persona que es Gregorio, una persona muy querida en el ámbito del fútbol, y es una de las pocas personalidades del fútbol que nunca oí que alguien hablara mal de él, tiene esa condición, esa virtud y bueno por eso ha sido una persona tan exitosa. (Aplausos)
Señor Gregorio Pérez: Muchas gracias.
Señor Marcelo Inverso: Hay un capitulo que yo creo que Gregorio Pérez lo va a disfrutar del libro, porque todos nosotros creo que hemos tenido en la vida personas que lo han marcado, puede ser en el ámbito familiar, en el ámbito profesional, en cualquier otro tipo de ámbito. Y yo soy un atrevido si digo que Gregorio Pérez es un discípulo del Profesor José Ricardo De León, pero en el libro, por ejemplo, a la hora de hacer una especial selección de aquellos entrenadores que marcaron una época el Profe De León están en el libro, está citado en el libro, Gregorio tuvo el privilegio de ser futbolista con el Profesor, marcando un hito para el fútbol uruguayo que termino con aquella polaridad entre Peñarol y Nacional, con el aquel Defensor del año 1976, pero yo creo que Gregorio ha absorbido un montón de enseñanzas del Profesor, que creo después lo ha aplicado con mucho éxito en su vida y en su trayectoria como profesional.
Señor Gregorio Pérez: También en mis comienzos fui ayudante de campo del Profesor De León junto con Julio Pérez, un gran maestro, y para mí fue el espaldarazo en mis comienzos y hasta el día de hoy estoy convencido de que fue un aporte muy valioso, el gran cimiento de mi carrera fue el Profe De León.
Señor Marcelo Inverso: No quise poner la palabra discípulo, porque a veces uno al calificar así, de repente exagera o comete algún tipo de injusticia, pero quizás tu Gregorio debes ser la personalidad más connotada de lo que ha sido el éxito que ha tenido el Profesor como Director Técnico, después plasmado en años posteriores tanto en Gimnasia y Esgrima de la Plata y toda tu trayectoria a nivel del fútbol uruguayo, con Wanderers y después con Peñarol, y después en el exterior.
Referente al libro en primer lugar, voy a ser bien sintético, porque acá el protagonista es el Toto, lo único que hice fue escribir el libro y tratar de plasmar en el libro la personalidad del Toto. Primero la personalidad que yo conocí y que sinceramente yo estoy muy agradecido al Toto. Lo conocí cuando era un pibe en el diario El Observador y uno se cree que se lleva el mundo por delante cuando chiquilín, el Toto siempre con su templanza, con su enseñanza, me ha enseñado lo que es la profesión. Yo siempre le he tenido particular admiración desde que era pibe lo escuchaba con la radio a transistores escondida para no jorobar a mi madre. Yo escuchaba a Víctor Hugo Morales en los relatos y después escuchaba al Toto en los comentarios. Tuve el privilegio después, años más adelante, de coincidir con él en el diario El Observador, y a partir de ahí se forjó una linda relación de amistad y de agradecimiento. Después tuvimos distinta trayectoria periodística y yo en el año 2004 ya abandone la profesión.
Es un libro en el que trato de plasmar primero como se forjó la personalidad del Toto tan prematura por lo que contaba, por la disolución familiar, por perder a su madre y salir enseguida al campo laboral, sus principios, toda su trayectoria. Después un lado o un rasgo que no es el más popular y que no lo conocemos, primero como servidor público integrando funciones en el Estado antes de la Dictadura, en gobiernos democráticos, con el Toto ocupando y ejerciendo importantes cargos. Después el libro empieza con toda su trayectoria periodística y aquellos hitos que han marcado de una manera sintética, toda su evolución como periodista, 57 años de trayectoria, 14 mundiales es muy difícil de sintetizarlo en 200 y pico de páginas,. Habría que hacer de repente una enciclopedia y varios tomos y bueno, en el libro están contados aquellos episodios algunos conocidos y otros no tan conocidos del Toto.
Después adentramos en temas un poco ríspidos, en su relación un poco tormentosa con lo que ha sido el poder instaurado en el fútbol uruguayo, un poco como hablaba él, la pérdida de valores, esa pérdida de valores que de repente hoy la vemos reflejada en la situación social que vive este país, que a mí juicio está viviendo una degradación social si cabe más marcada. Lamentablemente en el Uruguay el fútbol hoy por hoy desde la tribuna está copado por gente que tiene una actitud delictiva, las familias se han ido del fútbol, ya no es más el fútbol aquel donde la familia concurría, ahora lamentablemente la delincuencia fue ganando terreno también en las actividades deportivas. Es un libro que también ahonda en aspectos futbolísticos, selecciones de los jugadores que el apreció durante 57 años desde el punto de vista técnico, desde el punto de vista personal, las personalidades a nivel nacional e internacional que han marcado para él, bajo la lupa del Toto, y que han marcado el fútbol uruguayo tan glorioso.
El libro está prologado por el Flaco Menotti y está epilogado por el Doctor Bilardo. El Toto tiene una relación muy estrecha con estos dos grandes entrenadores que yo creo que marcaron la época moderna del fútbol Argentino, lo renovaron hasta llevarlo al sitial glorioso que le costó muchísimo. El fútbol uruguayo ha tenido más glorias internacionales en los primeros años que lo que tenía Argentina. Argentina comienza recuperando un poco su porte internacional a partir de la década del 70 cuando toma la selección César Luis Menotti y es un libro que se remata con una especie de carta hablándole al oído al uruguayo, sobre las penurias que tiene el fútbol uruguayo. También sobre la gloria que tiene el fútbol uruguayo y la necesidad que todos tenemos que al fútbol uruguayo se lo trate un poquito mejor de lo que se lo trata ahora. Está escrito con amor, con admiración, con agradecimiento y la carga de subjetividad que tiene el libro, quizás un poco proviene de ese agradecimiento y del grado de admiración que yo tengo por la figura del Toto, una experiencia que realmente la sigo disfrutando, porque por algo estamos acá y vamos a seguir de recorrida, es para hacer varios libros más y bueno lo único que les puedo decir es que lo disfruten el libro, muchísimas gracias, larga vida para ustedes y para el Toto al que quiero mucho y aprecio mucho. (Aplausos).
Señor Jorge Da Silveira: Simplemente quiero agregar que uno tiene bien claros los tantos, no? de las cosas que son sagradas en esto del periodismo es que jamás se deben confundir los temas personales con los profesionales, quien traslada los temas personales o los profesionales, no solo es mal periodista sino que es mala persona. Hay todo un capitulo relacionado con Tabárez y el fútbol uruguayo, la primera parte la vivió Gregorio, integrando aquel Cuerpo Técnico que clasificó a Uruguay para el Mundial de Italia 90, que salió Vice Campeón Sudamericano después de haberle ganado a Argentina 2 a 0 en Rio de Janeiro en el año 89, y que después jugó el Mundial del 90. Con Gregorio siempre hemos tenido felizmente una estupenda relación por esa calidad humana de la que hablaba Marcelo. Con Tabárez fuimos muy amigos, él me fue a visitar cuando yo trabajaba en caramelos Zabala, después de haber renunciado a la Dirección de Vivienda en junio del 73, porque tenía un problema con un representante. Por suerte lo pude ayudar, por supuesto en forma totalmente honoraria, él vino con su señora, y ahí nació, el que le empezó a decir Maestro por radio fui yo, pero es un hombre que tiene su forma de ser, como todos tenemos la nuestra, y esa actitud que tiene con los periodistas uruguayos que ustedes ven que se da en las entrevistas, llevaron a que ya en el año 89 en Goiania, en una conversación absolutamente banal, en la que estábamos sin micrófono, sin cámara, sin nada el Dr. Pastorini y yo, le hice una pregunta sobre fútbol y me contestó muy mal, me levanté y me fui. Entonces salió Pastorini atrás y le dije, «yo no tengo ninguna obligación de soportar estos desplantes, yo siempre lo he tratado muy correctamente».
Se arregló eso, después en Italia, un día el bueno de Gregorio me llama y me dice, «quiero decirle que por una cuestión de orden y para una convivencia más tranquila en la concentración, vamos a establecer horarios, cualquier cosa que usted necesite igual nos llama, usted sabe que estamos a la orden» y yo creo haberle dicho, me parece que Gregorio lo debe recordar, » los amigos somos los primeros que tenemos que respetar esta decisión de ustedes, porque lo que queremos es lo mejor para el futuro uruguayo, y por tanto tenemos que respetar esto». Respeté todo, un buen día me entero que no se había divulgado que se podían hacer entrevistas, estaba haciendo un colega entrevistas para su canal y yo había ido por Canal 4 y estaba comentando para la radio y cuando me enteré voy y justo se iba Uruguay del Estadio El Udine, y ahí dije bueno, tengo que salvar de alguna manera mi permanencia acá para el canal. Me fui hasta la concentración, pedí para hablar con Tabárez, me mandó decir por un señor italiano que estaba arreglado que la conferencia era el martes a las 10, pedí para hablar con el Doctor Pastorini, vino, le dije lo que había pasado, corro un riesgo grande desde el punto de vista laboral… el martes a las 10 fui, quiso hablar conmigo, la conversación no fue buena, y desde el 90 hasta el 2006 yo no tuve dialogo con él.
En el 2006 empieza su ciclo y un querido amigo Robert Sierra, que trabaja para ESPN en Nueva York, me hace la pierna de cubrirme, hace camarines y de repente me dice «Toto, te pongo al Técnico de Uruguay, Oscar Washington Tabárez», entonces yo pensé que por una cuestión elemental de respeto a los oyentes, tenía que hacer la nota con toda naturalidad, así fue, mantuvimos un trato mínimo, correcto, de Periodista a Entrenador, hasta el 2007 en que vamos a la Copa América de Venezuela. Un día yo estaba haciendo mi programa, golpea la puerta Julio Ríos, que era el relator con el que yo trabajaba, y me dice, «tengo novedades de la Selección Uruguaya». Pensé que me iba a dar algunas noticias, había hablado con un par de jugadores de la Selección Uruguaya, y transmiten una cantidad de problemas que había de comunicación, de convivencia, y como consecuencia de eso, cambió totalmente el tratamiento de la Selección con la prensa, y uno de sus colaboradores le dijo, usted no puede permitir que este muchacho vaya a su programa… él después fue con una gran manija a un programa de Canal 10, junto con él, fue público, venía con una idea… había sido una especie de complot contra él… si usted cree que hay un complot, tiene que por lo menos decir 3 actos míos contra usted… no pudo decir ninguno… lo único que decía es que le habían dicho que yo había dicho que lo iba a matar… le digo, usted está gozando de buena salud, no sé a qué se refiere y bueno, desde ese día yo no hablé nunca más con él.
Pero en este libro destaco todas las cosas positivas que tuvo el proceso de Tabárez, cómo capitalizó los errores que él había cometido en el año 90, haciendo un proceso que creo que ha sido altamente beneficioso para las Selecciones Uruguayas, han hecho respetar a la selección, han hecho que los jugadores sientan deseos de venir a la Selección, cuando al principio se les llamaba por teléfono y los jugadores no atendían el teléfono porque no querían venir. Ha elegido muy buenos líderes que acá el drama que tuvimos durante 20 años fue que tuvimos muy malos líderes. Líderes que medían el valor de los jugadores por el grado de precio que demostraban tener con relación a los dirigentes, a los periodistas. Éramos 3 millones y estábamos todos peleados. Acá el trabajo que hicieron Lugano, Eguren, Abreu y un tipo que nunca quiso protagonismo pero que por su capacidad intelectual, su tino, su don de gentes cada vez que hablaba todo mundo boca abajo, que era Andrés Scotti… y esos líderes fueron los que hicieron la química entre la Selección y la gente, porque el carácter hosco de Tabárez no era para generar ese relacionamiento.
Entonces la Selección Uruguaya saludaba siempre a la gente desde el ómnibus, llegaban al hotel y si había gente en la puerta, bajaba Lugano con cuatro o cinco jugadores, iba, hablaba con la gente, se sacaba fotos, firmada banderas, firmaba camisetas y así se estableció la química fantástica que se afianzó con la campaña notable del 2010, o sea que todo eso está reflejado y me parecía importante decirlo, y sigo sin hablarme con Tabárez, hace exactamente 11 años y medio y quiero decir otra cosa para que ustedes vean que no me gusta confundir los temas personales con los profesionales. A raíz del problema que él tuvo, dos personas me trajeron el expediente judicial, 360 mensajes que mandaba Tabárez a una persona determinada y las cuentas bancarias de Tabárez, en las que surgía que no era como él había declarado en el Juzgado, y me dijeron que me lo traían porque sabían que yo tenía una llegada importante, y que como yo no me llevaba bien con Tabárez era la persona adecuada para manejarlo públicamente. Les agradecí a los dos y les dije que no era mi tarea, que yo lo iba a juzgar a Tabárez por cómo se condujera como Técnico de la Selección Uruguaya, que los problemas personales de Tabárez no eran problemas que yo debía comentar públicamente. Eso para que sepan cómo ha procedido uno, nunca lo agradeció Tabárez por supuesto, que si tuviera sentido de gratitud, al periodismo uruguayo, tenía que deberle gratitud eterna, un problema como el de él en la Argentina, duraba una semana en el cargo nada más. Muchas gracias. (Aplausos).
Señor Armando Fernández: Momentos difíciles y momentos muy gratos. Lo difícil fue el accidente?
Señor Jorge Da Silveira: La verdad que estar al borde de la muerte no es tarea sencilla, lo que más yo quiero destacar de ese hecho, fue que me encontré con dos seres humanos fenomenales, que hoy son parte de mi familia, el Dr. Pedro Tuana, neurólogo de Las Piedras, que fue el que venía con su familia en el auto, paró y me salvó la vida. Yo estaba tirado en el medio del campo, el auto había dado tres vueltas, habíamos arrancado de cuajo el poste de kilómetro 57, al abrirse la puerta sale Larrea y fallece, después salgo yo, saco el fémur por detrás de la pelvis, rompo la rodilla derecha, desgarro el hígado, fracturo el omóplato derecho que es uno de los huesos más protegidos por músculos como lo saben muchos de ustedes. Y lo que yo no sabía, que tenía grandes dolores en la columna, es que me había hecho un corte con desprendimiento del cuero cabelludo en la nuca, me estuve desangrando 40 minutos contra el campo. Entonces Tuana, un fenómeno, yo estaba muy sereno, muy lúcido, no me dejaba agarrar. El primero que me quiso agarrar fue Alvarito Recoba, relator con un físico exuberante. Álvaro agarra una tabla, algo lo más parecido a una camilla, me mueven lo menos posible, tenía miedo de quedar cuadripléjico. Enseguida llegó Horacito Castells, el Rematador, con su hermano que es Veterinario y él me entendía más, le expliqué la cosa y cuando cae Tuana, una serenidad fantástica, me dice soy médico neurólogo Da Silveira. Sacó un llavero, yo le dije lo que sentía, le transmití una cantidad de cosas, mi grupo sanguíneo y demás, con una llave me pasaba por la planta del pie y me dice, «tranquilo Da Silveira, de motricidad estamos bien», y cuando yo lo iba guiando en mis dolores, el vio por supuesto como estaba el fémur, se dio cuenta que había una fractura de cadera y siguió de largo para arriba y cuando viene por la columna, se dio cuenta de eso y dijo, «tenemos que andar muy rápido». Hicieron con un perezoso y una lata una especie de camilla, me metieron en un furgón de dos muchachos sensacionales que yo no conocía, Gustavo Andreoni y su mujer Iliana Rodríguez, una leona, una de esas mujeres fantásticas con unas agallas impresionantes, que me sostenía toda la cabeza ensangrentada, me iba hablando. Así llegué a Comeca, si me hubieran traído a Montevideo los que me querían salvar, yo no llegaba a Joanicó con vida. Llegué a Comeca con 3 de presión y el mínimo de sangre que tolera el cuerpo humano, empecé a hablar cuando llegué, llamaron al Dr. Legnani y mientras tanto me dieron una transfusión, se hizo la higiene para hacerme la anestesia Tuana, me cosió la cabeza Legnani, y me dieron 4 litros de sangre y plasma canarios que me hicieron mucho mejor de lo que era, se ve que la sangre de la gente de Canelones es muy buena.
Entonces digo, uno vivió al límite, 5 días en un CTI, y lo peor de todo fue que yo preguntaba obsesivamente por Larrea, como yo estaba tan mal, me decían que Larrea estaba bien, y el drama de mi familia era, quién me decía y cómo me decían que Larrea había muerto. Yo había pedido que los huesos no me los tocara nadie que no fuera el Dr. Suero, que hizo una operación maravillosa, yo no tengo prótesis, me decían que iba a quedar rengo, que me iba a doler, cuando hubiera humedad, cuando hubiera tormenta, No quedé rengo, no me duele nunca nada, en 31 años y medio, un fenómeno, entonces llega un día y mi familia estaba con el gran tema de decirme que había muerto Larrea, y él dijo «déjenmelo a mí». Me dice, «mirá, te hice la reducción de la fractura, la cadera no tiene el movimiento que yo creo que tiene que tener, para mi tenés un cuerpo extraño ahí, tengo que hacerte una tomografía, si da lo que yo pienso te tendría que operar, quiero saber qué opinas vos?», le contesté «Yo a vos Carlos te firmo un cheque en blanco, lo que yo no sé es si estoy en condiciones de soportar una operación», entonces me dijo, «la sacaste regalada, mirá si no Larrea», «que pasó con Larrea» le pregunto, y ahí me dice «Larrea murió». El golpazo y además una situación que solamente yo sabía, que yo le había cambiado a Larrea el lugar de la muerte, o sea Larrea estaba muy delgado, él tenía un problema renal muy grande, le habían hecho un trasplante de riñón, y veníamos en un Mercedes Benz, ustedes vieron la bóveda que tiene el Mercedes Benz para cubrir el cardán atrás, entonces en el medio es muy incómodo ir, y él estaba en el medio, le digo “Chiche, vení acá que vas a andar más cómodo, yo me duermo enseguida», yo me duermo con una facilidad increíble. Cuando me entero que murió Larrea, enseguida llamé a mi señora que estaba afuera, yo estaba en el CTI y le pido que vaya a hablar con Mabel Larrea y decile que yo le cambié el lugar de la muerte a Chiche, yo no puedo vivir así, y bueno mi señora fue, se encontró con una mujer excepcional, fuera de serie, le dijo: «mirá no sabes lo que valoro esto, decile a Toto que se quede tranquilo, que Chiche ya experimentaba síntomas de rechazo al riñón trasplantado, y cambio una muerte en plenitud comentando la final del interior para Canal 4, por lo que hubiera sido una muerte dura, penosa».
Eso me dejó un poco más tranquilo, pero digo me cambió la escala de valores, llegué a mi casa y mi hijo tenía 10 meses estaba en el corralito y siempre prioricé todo por encima de la parte económica, que desastre hubiera sido si yo me hubiera muerto y dejaba estos chiquilines en estas condiciones. De ahí en adelante cada vez que fui a hacer un arreglo laboral pensé básicamente en mis hijos y bueno por lo menos hay alguna cosa ahí, un apartamento que vivimos y he tratado durante todos estos años de devolverle a mis hijos lo que mis hijos me han dado, amparándolos en todo aspecto, pero fue sin duda el momento más duro de mi vida, porque vi la muerte muy cerca, yo era plenamente consciente de esa situación. Tuve un médico excepcional que fue Aníbal Paz hijo, que 50 días después, me salvó de los dolores más terribles que tuve, fueron duros los dolores en la época del accidente, yo me acuerdo que apoyaba la nuca en la almohada y era como una bola de fuego que yo sentía en la nuca. Una noche ya no podía más, llamo a un muchacho Tomás que estaba ahí en la noche en Casa de Galicia, le digo Tomás conseguí un dunlopillo, hacele un agujero en el medio redondo para poner la cabeza, o sea la zona de la cicatriz en el agujero, y así pude empezar a descansar un poco más tranquilo.
Momentos lindos, mi señora no pudo tener familia durante 8 años. El nacimiento de mi primera hija fue algo maravilloso, mis tres hijos, el tener tres hijos maravillosos, y una mujer que me aguantó todas mis locuras, mi forma de ejercer el periodismo, todos los líos que esto trajo aparejado. Hace 48 años que estoy casado con ella, 6 de novios, o sea que hace 54 años que le arruiné la vida a esa pobre mujer, pero digo, la vida está llena de altibajos, hubo momentos muy duros, sin duda el momento más duro fue ese, junto con la muerte de mi madre que fue terrible, pero como experiencia dolorosa desde el punto de vista físico y con riesgo de perder la vida tan cercano: el accidente. Y después los lindos momentos de la profesión, 5 Juegos Olímpicos, 14 Mundiales, 20 Copas América, todas las Copas Libertadores, que me pagaran para hacer lo que más me gusta que es viajar, realmente en ese aspecto uno ha sido un privilegiado.
Señor Duilio Parma: Ya que nuestro Club brega por el Fair Play, contanos alguna anécdota de algo que no mereciera ser Fair Play, como el Pepe Sasía, como Carajito Vázquez, como una cantidad de aquellos que hacían las bandidiadas.
Señor Jorge Da Silveira: Somos los inventores de todo eso, por eso cuando dos por tres vamos a jugar con otras selecciones y nos hacen algunas cosas y protestamos, si nosotros fuimos los maestros de ellos. La del Pepe Sasía, la tierrita en los ojos en Avellaneda, la hizo 30 veces Pepe, lo que pasa es que nunca lo veían, ese día lo vieron, lo echaron, perdió Peñarol. Después gana acá 3 a 1 contra Independiente, ese día juega muy bien Reznik un argentino que estaba en Peñarol, hace un gol el Tito Goncalvez. Me acuerdo en ese partido sobre el arco de la Colombes, gana Peñarol 3 a 1, y vamos a jugar la final en Santiago y Roque pone a Reznik, en lugar de poner a Pepe Sasía y ahí se armó un lío bárbaro, porque Pepe estaba de mal humor, era un tipo de mucho carácter, demoró unos cuantos minutos en atarse los zapatos, en acomodarse, son cosas que pasaron. A Carajito Vázquez, la hizo también Lezcano, en un partido contra Nacional, de sentarse arriba de la pelota, son esas picardías que han tenido los jugadores uruguayos.
Yo uno de los tipos que más quiero del fútbol, un tipo sensacional, aparte de ser un gran profesional, es el Indio Olivera, el Indio siempre me dice, nunca logré que me tuteara, me dice «Doctor, a nosotros nos mató la televisión». Me acuerdo un episodio, un día en Santiago, un partido Uruguay – Chile, 41 minutos del primer tiempo, viene un córner sobre el área uruguaya y el Indio le dio un codazo en la cara a un chileno y le empezó a manar sangre, que parecía la Fontana di Trevi. Se armó un lio… cuando va a salir Uruguay, los túneles en el Estadio Nacional de Santiago, están entre la tribuna principal y la cabecera, uno de cada lado, del lado que salía Uruguay, volaba de todo, estaba bravísimo salir. Entra el Polilla de los Santos al camarín y los chilenos que son expertos en eso, porque lo hicieron varias veces, llevaban la gente, estaban los jugadores en la puerta del hotel, los provocaban, el jugar en un determinado momento no aguantaba más, reaccionaba, tenían el fotógrafo, los testigos, todo pronto y de inmediato juzgado, y no te dejaban salir del país.
El último fue Bizera, pero esas cosas pasaron siempre, se mete un muchacho en el túnel y lo empieza a insultar al Polilla de los Santos y Polilla que venía con ese nerviosismo de esa situación que se había vivido, le dio una trompada, termina el partido, salen los jugadores uruguayos del vestuario, los carabineros se llevan a de los Santos, detenido, y se armó una bataola, en la explanada a la salida de estadio tremenda y el Indio que se sentía responsable porque había sido el autor de la agresión, de lo que le pasaba a Polilla, yo quería empujar a los jugadores para que subieran al ómnibus y el Indio que quería irse con Polilla, entonces decido ir yo con el Polilla. Y nos fuimos Borrás, el Polilla y yo, 25 vehículos nos seguían, cámaras de televisión, camiones, autos particulares, de todo, bajamos y le dije, ni una palabra, el que habla soy yo, hablé con los periodistas que estaban afuera y adentro fue terrible, el Embajador había sido profesor mío de Derecho Internacional Público en la Facultad, en un momento determinado, después de la sexta llamada que yo fingí tener con el Embajador, me dicen bueno, pueden irse, y como me voy? Pregunté… nos pusieron el mismo ómnibus con los mismos carabineros, y así salimos y cuando llegamos al hotel nos estaban esperando todos, son de esas cosas lindas que pasan, porque siempre lo recuerdan, pero el Indio es de los tipos más nobles que yo he conocido.
Pasarella, para mí fue uno de los mejores zagueros que vi jugar, los codazos que metía eran terribles, además un jugador de 1 metro 78 que se elevaba de una manera impresionante, ganaba de cabeza contra zagueros que eran mucho más altos que él, en el área contraria, y pegaba cada codazos brutales. Eso siempre se dio, ahora con las cantidad de cámaras que hay, los drones, y el Var, complica la vida, pero siempre pasó y nosotros fuimos los que inventamos todo eso, lo de hacer tiempo, ese tipo de cosas fueron siempre nuestras. Cuando yo jugaba en el Sporting, siempre iba Jorge Castro, un botija bárbaro que jugaba muy bien al fútbol como el padre, trabajaba en el Ubur, en la época que Rocca Couture estaba en el Ubur, y él contaba cosas que su padre le contaba… el Manco era un bandido bárbaro, dicen siempre que en la final del 30 le metió un muñonazo a Botasso en las costillas, que cuando el tiro de Iriarte, Botasso no podía levantar los brazos por el dolor. Y me contaba Jorge que el padre, en aquel tiempo los arqueros, no son como ahora, se ponían en el palo opuesto al lugar de donde venía el córner, contra el palo para tener todo el espacio para desarrollar su acción defensiva hacia adelante, y no que los sorprendiera una pelota pasada, que se ha dado más de un gol olímpico, y el Manco era tan bandido, que le enganchaba el buzo del arquero en los ganchos que sostenía la red, entonces el arquero quería salir y quedaba trancado.
De ese tipo de cosas han pasado miles, siempre la picardía nuestra, pero también hay que valorar lo que los extranjeros nos dieron, yo tuve la suerte de tener una excepcional relación con los muchachos del Peñarol del 60, con los de Nacional del 70, por eso lo de Pedro Rocha, para mí fue el mejor jugador nacido en esta tierra que yo vi, el jugador más completo que yo vi, Pedro Virgilio Rocha, no tengo ninguna duda, además un tipo excepcional de una bondad infinita, y yo lo adoraba, nos queríamos mucho los dos, nos llevábamos un año y yo siempre lo llamaba cuando los 20 de mayo.
El jugador que a mí más me impactó fue Hohberg, fue el único jugador que a mí me transmitía la sensación pasada la mitad de la cancha, de que podía venir un gol. Aparte una guapeza, un fenómeno, le pegaba con una fuerza tremenda, una anécdota vieja de Jacinto, cuando va a jugar el primer clásico Hohberg, se va a tomar mate bajo un árbol y lo manda venir, y le dice: Usted sabe con quién vamos a jugar hoy? Sabe quién lo va a marcar a usted? Tejera, y sabe lo que le va a hacer a usted? Lo va a reventar en la primera que pueda y usted va a tener que aguantar y yo lo quiero ver reaccionar como corresponde. En un momento determinado, se distrae el cordobés, viene Tejera y le da un golpe en la boca del estómago terrible y cae Hohberg, entonces Jacinto lo mira caído y le dice: “levántese y haga lo que tiene que hacer» y ese tipo de cosas se dan siempre. Yo siempre lo llamaba a Rocha y me repartía un poco entre Spencer, Abadie para hablar con ellos. De los tipos que más analizaba el fútbol y que mejor oía el fútbol que yo conocí, era Lito Silva, estaba en todo lo último que había en materia táctica del fútbol estaba el, y a mí me encantaba hablar con él, estaba en el último grito de la moda futbolística y era un analista excepcional, y después todavía cultivo todo lo que él ya sabía, estando cerca de Pepe Schiaffino, bebió de la sabiduría de él.
Decían que a Schiaffino no lo querían los compañeros porque no iba a las comidas, era muy de su casa, era muy tímido, era muy de su hogar, no le gustaba tomar, y era un individuo muy casero. Entonces un día dije me voy a sacar las ganas de ver quién es este tipo, lo llamo y le digo que quiero hacer un programa de televisión, fui a Piriápolis donde él estaba, con mi señora. Mi señora estuvo 4 horas con la mujer, una mujer fantástica, fue la arquitecta de la vida de Pepe y la que invirtió todo lo que Pepe ganó. Ghiggia y Schiaffino ganaron lo mismo, Schiaffino vivió toda su vida espléndidamente con lo que había hecho en el fútbol y Ghiggia se vino sin nada, diferentes maneras de aprovechar situaciones semejantes. Para que vean la humildad de Pepe Schiaffino, un día estaba hablando con él y le pregunto por el gol del empate, analizaba todos los pormenores, en el segundo tiempo deciden jugar en corto, si se escuchan los relatos, el de Solé es muy emotivo, pero el más fidedigno es el de Duilio De Feo. Entonces Schiaffino me confiesa que tiró para embocarla en el segundo palo y la metió en el primero, y el gol fue una obra de arte. Uno tiene la foto esa de atrás del arco de Barbosa tirándose y la pelota entrando en el ángulo, eran tan humildes… En el año 92, estaba en los Juegos Olímpicos de Barcelona, sale campeón España y jugaba Guardiola, voy a ver a Paraguay, que lo dirigía Marcarian, sale 5°, y me dice Marcarian, que viste?, le digo, vi un tipo que es lo más parecido al recuerdo que yo tengo se Schiaffino. Yo lo vi cuando tenía 11 años, tengo un recuerdo bastante vivido de lo que era Schiaffino, Guardiola, como jugador, si algún día tengo la oportunidad se lo voy a contar.
Son las cosas maravillosas que el fútbol a uno le ha deparado, las charlas con Jacinto, la humildad de ese tipo, todas sus historias, lo que significó haber ganado en Maracaná, la primera vez que lo fui a entrevistar a la casa me echó, no quería dar notas, no quería periodistas. Fue un golpe bárbaro, yo era agente de deportes de «El País», en el año 80, cuando se cumplieron 30 años de Maracaná, y el diario tuvo una gran idea, homenajear a los campeones de Maracaná trayendo 3 Vice Campeones del Brasil de la final de Maracaná, vinieron Barbosa, Zizinho y Ademir, se hace una reunión en el 4° piso de la calle Cuareim, del diario y digo unas palabras: «Capitán, hemos traído a vuestros amigos para que ustedes los agasajen como corresponde, acá tiene la lista de restaurantes a donde pueden ir, con su sola firma está todo arreglado, tiene remises las 24 horas, si llega a tener algún problema me llama” y usted no va a venir?, me dijo y le respondí: “no va a ir ningún periodista, este es un regalo para que ustedes disfruten a quienes fueron sus rivales y hoy son sus amigos”. Entonces me dijo… «creo que usted y yo vamos a ser buenos amigos» y a partir de ahí nació esa relación con él y con su mujer Cata, una mujer maravillosa, que nos permitió disfrutarlo muchas veces, pero él siempre con una humildad tremenda y se resistía a hablar sobre Maracaná, le restaba importancia. Un sólo día se abrió, yo todos los 20 de setiembre, los visitaba, de mañana iba a ver a Jacinto que era su cumpleaños, a la señora la estaban dializando y en ese año cuando llego a la casa, me quedo solo con Jacinto, se me hacia lo hora de irme a la radio para hacer el programa «Hora 25» y me decía: «va a dejar al negrito solo el día de su cumpleaños, que amigo bárbaro”… entonces llamé a la radio, avisé que no iba y ese día me contó lo que nunca me había contado de Maracaná. Entre otras cosas, me dijo que Ghiggia fue un fenómeno, pero el mejor jugador de la cancha fue Julio Pérez, jugador extraordinario todo el campeonato, lo que jugó ese día fue impresionante.
Esto que les voy a decir ahora, no está en el libro, pero yo se lo quiero contar a ustedes como panathletas, yo integro el Jurado Internacional del Salón de la Fama de Pachuca en Méjico, la primera votación no había lugar para las glorias del futbol de otros tiempos, yo pedí la palabra hice una exposición diciendo que me parecía que era un error grave no hacer lugar a las grandes figuras que habían hecho del fútbol el espectáculo más importante del mundo. Entonces los organizadores me dijeron que veían con muy buenos ojos la iniciativa, y ya para la segunda votación yo tenía 4 nombres que quería sacar de cualquier manera, mas por su orden cronológico, José Nasazzi, Obdulio Jacinto Varela, Juan Alberto Schiaffino y Alcides Edgardo Ghiggia, en la segunda votación salió Obdulio, el trofeo lo tiene Martha su hija en su casa del Cerro, que se lo traje yo, después estaba vivo Ghiggia, entonces salió Ghiggia. Lo llamamos en marzo cuando la votación, tenía que ir en octubre a recibir el premio y muere el 16 de julio, casi a la misma hora que había hecho el gol en el 50, y voy con su hijo a recibir el premio.
El último que pude meter fue Pepe Schiaffino, y tuve el gusto de conocer al hijo de Raúl, y a los sobrinos por el lado de la mujer, una gente extraordinaria, lo que disfruté, las horas que me quedé hablando… Raúl vino a mi casa, y ni él se quería ir, ni yo quería que se fuera, estábamos tan felices los dos hablando de todo, de la vida del padre, del tío, de las cosas que ellos habían vivido… yo siempre a esas glorias las grababa, porque me daba miedo que si yo hacía una entrevista al aire, me pasara lo que me pasó con Pedro Rocha, que ya había empezado con su enfermedad neurológica y entonces le daban una droga que hablaba como si estuviera borracho. Lo llamo un 20 de mayo, yo estaba en el exterior, él empezó a hablar y yo pensé Pedro nunca tomó, corté rápidamente la entrevista. Al año siguiente lo llamé, le dije: «sé que no podés hablar, quiero que escuches esto», le pasé el gol, y se sintió el llanto de él en el teléfono.
Juan Fisher hizo mucho para que la familia de Pedro, que no estaba bien económicamente, tuviera un buen pasar, le compró un lavadero uno de los hijos y ayudó enormemente junto con San Pablo todo el último tiempo de la enfermedad de Pedro. Entonces un día, como yo lo quería mucho, lo llamo y le digo: «Juan, qué tal si hacemos un partido San Pablo – Peñarol en San Pablo a beneficio de Pedro?», me dijo: » notable, vos conseguís a Peñarol, yo voy a hacer la más difícil que es conseguir a San Pablo por la agenda» y organizamos un partido para el 12 de enero y el 7 de enero el Técnico de Peñarol, a quien no quiero nombrar, dijo que no quería jugar con San Pablo porque era un partido de alto riesgo, jugó contra Vélez y perdió 3 a 1 y no lo hicimos el partido homenaje que Pedro Virgilio Rocha se merecía y murió en medio de una situación muy delicada desde el punto de vista económico. Tuve la satisfacción de que un día viniera el hijo especialmente a la radio a abrazarme y agradecerme, son esas pequeñas cosas que les quería contar como panathletas que, como uno le debe tanto al fútbol, ha tratado de hacer por el fútbol, hay tres de los cuatro, me queda Nasazzi… a ver si tengo vida y tengo suerte para meter a Nasazzi también en el Salón de la Fama, que es una manera de agradecerle al fútbol, lo que el fútbol le ha dado a uno en la vida.
Hasta el partido de Ghana, para mí la máxima emoción del fútbol era la final del 66, que había sido una cosa fantástica, Peñarol a los 25 minutos del segundo tiempo perdía 2 a 0 y en alargue termino ganando 4 a 2, Solé se puso a temblar en la cabina y yo no bajaba, porque temía que le pasara algo a Solé relatando. Pero el partido con Ghana fue algo increíble, yo sostengo hasta el día de hoy, que nos robaron en dos partidos, contra Ghana y contra Holanda. Contra Ghana si ustedes miran bien el partido, lo vi luego en la película de Jaime Roos «3 millones», le cobran un foul a Fucile, que no es foul, del foul viene una pelota larga que es off side del ghanés, no lo cobran y recién después viene la mano de Suárez… no era falta, cobran una falta que no es, viene el centro, hay un off side que no se cobra y recién después vino la mano de Suárez que prohíbe jugar a Suarez, que era el jugador que menos querían tener enfrente los holandeses, por lo que lo habían sufrido cuando jugaba en Holanda. Y me acuerdo que fue una emoción brutal, después del penal que viene en la hora, el palo, el alargue, la definición, yo comentaba para Canal 10 ese campeonato, viene Abreu y digo este es capaz de picarla, lo digo dos veces, y la picó, y esa fue para mí la emoción más grande que viví en mi vida, fue impresionante por todo lo que uno sufrió, los vaivenes que tuvo el partido y la manera en que clasificamos, fue una cosa realmente maravillosa con la celeste. (Aplausos).